Araceli Argüello es una de las cuatro
mujeres payadoras del país y hace un año se graduó como licenciada en Lengua y
Literatura en la Universidad Nacional de Villa María. Actualmente realiza un
doctorado en Letras en la Universidad de La Plata mientras da clases virtuales
de versificación e improvisación a personas de todo el mundo . “Estoy viviendo
un sueño”, cuenta a TN desde la provincia de Córdoba.
Cuando terminó de defender su trabajo final
de grado en el que obtuvo un diez, se permitió agradecerles a sus profesores
con una payada: “Siempre me costó más hablar que cantar”, reconoce sobre sus
pasiones: el canto y la guitarra. Sin dudarlo, la joven de 28 años admite que
encontró en la payada un espacio de expresión, después de buscarlo en carreras
ligadas directamente a la música y decidirse por la licenciatura en Lengua,
para profundizar en el contenido. “Me apasiona investigar y elegí la payada,
por herencia de mi familia, como la forma de dejar mensajes con compromiso
social”.
Mientras otras jóvenes encuentran tal vez
en el trap un género para decir lo que piensan, Araceli se diferencia con la
payada de contrapunto y puede teorizar sobre la historia de esta otra manera de
improvisar con una guitarra criolla. Define a la estructura de la
improvisación, que es la base de la payada, como “compleja” y explica que la
magia está en lo efímero: “Lo que canté improvisando, muere al ser escuchado.
Si se repite, sería una canción, un verso hecho”.
Si hay un recuerdo que jamás se le
olvidará, es sin dudas una jineteada en el Sur del país. “Fue para mí la más
emblemática, la que me dio la posibilidad de quitarme una espina”, explica
acerca de la payada/contrapunto que improvisó sobre el escenario, cara a cara,
con el payador que tres años antes le había dicho a su padre que ella cantaba
lindo, “pero nunca iba a ser payadora”.
“Cuando nos cruzamos de casualidad en la
jineteada me invitó a payar y le dije que sí para, entre los versos, recordarle
aquel momento. Fue también la oportunidad para que el hombre se disculpara, y
lo hizo”, recuerda.
Consultada sobre sus deseos, cuenta que
cumplió uno de sus sueños al tener como padrinos artísticos a los mejores
payadores de Latinoamérica: Marta Suint por Argentina y José Curbelo de
Uruguay. “Pero si algo anhelo es poder dejar mi canto, lo que he aprendido en
la vida, lo que he estudiado”, sueña la joven que recomienda seguir las
pasiones.
Tras una gira por Festivales durante el
verano y unas semanas en Córdoba para organizar su calendario académico,
Araceli se presenta este sábado 8 de abril en el Encuentro Nacional de Música
de Mujeres y Disidencias de Santiago del Estero, junto a otras artistas, entre
ellas, Hilda Lizarazu.

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