Todo ocurrió en Ostende y se descubrió 2018 aunque el
calvario de la menor venía desde años atrás. La víctima tenía en ese entonces
15 años, pero en su relato especificó que los abusos y promoción a la
prostitución comenzaron desde que tenía 12.
Su mamá, de origen paraguayo, recibió en un reciente fallo
del Tribunal Oral en los Criminal 1 una pena de 10 años de prisión por el
delito de explotación económica del ejercicio de la prostitución de una menor
de 18 años de edad, agravada, en concurso real con Corrupción de menores, en
ambos casos por mediar violencia y amenazas y por el vínculo.
Por su parte, “el cliente” que era un vecino apodado “El Lalo”,
de 60 años de edad, fue condenado en el mismo juicio a 8 años de prisión por el
abuso sexual con acceso carnal reiterado contra la víctima.
Todo el proceso judicial fue consensuado entre las partes
para acelerar la condena.
Según se determinó, la menor comenzó a ser abusada desde noviembre
de 2015 al 21 de marzo de 2018 en una vivienda ubicada en la localidad de Ostende,
Partido de Pinamar.
El abusador no fue uno solo sino varios, aunque sólo
pudieron identificar en el proceso al vecino por su proximidad y conocimiento
de la víctima del mismo.
La madre cobraba por esos “servicios” a los cuales obligaba
a la nena entre sus 12 y 15 años de edad.
Una vecina de la casa donde vivía la víctima, dijo haberse
acercado porque veía a los hijos de esa mujer en malas condiciones físicas, mal
alimentados, descalzos, con falta de aseo, que por eso los llevaba a su casa a
bañarlos. Que en una de esas charlas la menor víctima le había contado que su
padrastro abusaba de ella, que la manoseaba, la tocaba. Que también había
escuchado de un vecino que la madre le cobrara a “Don Lalo” para que mantuviera
relaciones con su hija. Que también había tomado conocimiento de otros hombres
que tenían sexo con ella.
La menor contó cómo habían sido los abusos, cómo era la
conducta de su madre alcohólica, quien la obligaba también a tomar alcohol y le
pegaba si se negaba a mantener relaciones sexuales con esos hombres, que lo
hacía a cambio de plata, que eso había ocurrido desde los 12 años hasta que la
sacaron de ese hogar. Precisó que se angustiaba porque aquella decía que si
ella contaba lo que sucedía se quitaría la vida.
En el juicio se escucharon testimonio de quienes habían
tomado conocimiento de lo que sucedía con la menor, señalando el informe de la
pericia psicológica que la víctima habría sufrido hechos violentos, que no era
una fabuladora, que en su relato no se advertía ideaciones motivadas por un
adulto.
La imputada declaró dos veces, señalando el Juez que de
ambas declaraciones surgían contradicciones, ya que negaba maltrato a sus hijos
y sin embargo se encontraba demostrado con los expedientes en trámite ante el
Juzgado de Familia de Dolores y los testimonios de vecinos, que estos estaban
en situación de abandono, eran maltratados y que obligaba a la menor víctima a
mantener relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero.
Respecto del vecino este negó la acusación, dijo que los
chicos se quedaban en su casa para no estar solos, que a la menor jamás le
había hecho lo que decían.
Sin embargo el Magistrado señaló que esas manifestaciones
solo procuraban mejorar su situación procesal, que tanto con el testimonio de
la víctima y lo advertido por vecinos se demostraba en realidad que la relación
estaba sustentada en intercambio económico, que la niña era obligada por su
madre.
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