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La violaron y la estrangularon: El calvario de una nena de 12 años

La historia de terror que fue la vida y el asesinato de Florencia Di Marco salió a la luz hace ya un poco más de cuatro años cuando desapareció en la provincia de San Luis. Ese 22 de marzo, mientras su padrastro la llevaba a la escuela, su mamá daba a luz a su cuarto hijo en un hospital. Pero, la nena de 12 años nunca entró al colegio.

Después de una búsqueda frenética que duró 24 horas, la encontraron violada y estrangulada debajo de un puente de El Saladillo. Entonces fue cuando empezó a desenredarse la oscura trama que terminó con el suicidio de Lucas Gómez en la cárcel donde estaba preso por el crimen de su hijastra, y con Carina Di Marco -la madre- condenada a 18 años de prisión por no haber evitado el calvario que sufrió su hija. “Defraudó su rol de madre”, sostuvo el fallo que la condenó.

“Yo la conocí a Carina Di Marco mientras me desempeñaba como juez de Ejecuciones Penales”.

Le contó a TN la jueza Laura Molino, quien ocupó ese lugar hasta hace unos pocos meses y ahora presta funciones en la Cámara de Apelaciones Penales de la Provincia. Y describió: 

“Recuerdo que era una mujer sumisa, introvertida, de bajo perfil”.

Di Marco tiene a todos sus hijos en San Martín, Mendoza. Inclusive los restos de Florencia. Durante el período que la magistrada tuvo a la reclusa bajo su órbita, ella no solía recibir visitas pero sí hablaba frecuentemente con los chicos por teléfono. 

“Ella quería verlos”.

Recordó Molino, pero señaló que en ese momento los menores habían quedado a cargo de un familiar que se negaba a llevarlos a las visitas en el penal.

La madre de Florencia Di Marco cumple su pena en el Complejo Penitenciario 1 de la ciudad puntana, por ser partícipe necesaria en el delito de abuso sexual agravado por el aprovechamiento de la convivencia preexistente por omisión, junto a una treintena de internas. Pese al encierro y por lo menos hasta mediados del año pasado, volvió a formar pareja con un hombre que conoció dentro de la cárcel y que actualmente ya se encuentra en libertad.


“En la última oportunidad que hablamos había pedido incorporarse a los talleres del Servicio Penitenciario”.

Señaló la jueza, que no volvió a tener contacto con ella. Nunca la escuchó hablar de Florencia en el tiempo que compartieron. No hablaba demasiado, tampoco. 

“No sabía hacer reclamos por lo general”.

Añadió.

El lugar de la doctora Molino lo ocupa ahora la jueza María Zudaire. TN también intentó hablar con ella para conocer cómo pasa sus días hoy la mamá de la nena de 12 años asesinada, pero no accedió a dar detalles en ese sentido. En cambio, precisó que Di Marco extinguirá su pena el 4 de abril de 2035 y que ya estaría en condiciones de solicitar la libertad condicional en 2029, con dos tercios de la condena cumplida.

El relato del horror, en primera persona

Ricardo Torres fue el forense del caso y también la primera persona que tuvo contacto con el cuerpo de Florencia. El jueves 23 de marzo de 2017, un día después de su desaparición, el perito recibió un llamado en su casa a las 21 y a partir de allí todo se precipitó. Habían encontrado un cuerpo colgado de un peñasco y era Florencia.

“A pesar de mis 30 años de carrera, lo que vi me impresionó sobremanera”.

Dijo tajante Torres a TN. Una de las primeras conclusiones que surgieron a simple vista fue que habían intentado deshacerse de su cuerpo a través del puente de El Saladillo, desde una altura de entre 9 y 10 metros. Sin embargo, un risco interrumpió la caída libre y la víctima quedó colgada a la intemperie.

“Era un lugar difícil de acceder”, remarcó el investigador. Por eso, explicó a este medio, los Bomberos improvisaron una suerte de arnés y lo bajaron con una soga hasta donde se encontraba el cuerpo. 

“La examiné estando colgado yo también”, contó. En ese contexto, obtuvo las impresiones preliminares. “Tenía puesta solo la remera pero estaba desnuda de la cintura para abajo, se notaba que sus órganos genitales habían sangrado bastante”.

Enumeró.

Tras confirmar el abuso sexual, Torres pudo establecer que Florencia había sido estrangulada. 

“Había quedado la marca de la estrangulación: un círculo incompleto en el cuello, que no cierra por detrás”.

Explicó. Ese detalle fue el que descartó de plano un suicidio, ya que de haber sido ese el caso la marca alrededor del cuello hubiera sido completa.

“Tenía los genitales de una mujer adulta”

El cuerpo de Florencia fue trasladado a la morgue para practicar la autopsia definitiva. 

“Fue otro impacto emocional”.

Subrayó el forense, que en sus 30 años de carrera realizó más de 14 mil operaciones de ese tipo. 

“Era desgarrador. Es probable que haya sufrido un verdadero calvario”.

Apuntó.

La violación salvaje de la que había sido víctima Florencia antes de ser asesinada no había sido un hecho fortuito. 

“Tenía lesiones que estaban cicatrizadas”.

Señaló el patólogo, tras lo cual indicó que eso hablaba de abusos que podían llevar meses y hasta años. La frecuencia de esos ultrajes le había cambiado la anatomía, el aspecto por completo: 

“Tenía los genitales de una mujer adulta”.

Dijo.

El cuerpo también presentaba heridas en los brazos, típicas lesiones de defensa. 

“Florencia sufrió”.

Aseguró el profesional que pese al tiempo transcurrido no pudo olvidar jamás a esa chica. 

“Fue un caso diferente por la historia de la nena”.

Resaltó.

El asesino en casa

La fachada de padres angustiados que ante los medios lloraban y pedían por la aparición de Florencia no duró demasiado y Gómez, el padrastro, se convirtió en el primer sospechoso. El registro de las cámaras de seguridad que ubicaba el Renault Megane del hombre cerca de la escena del crimen fue un indicio, al que se le sumó después el testimonio de tres pescadores que también lo identificaron. Días después, un análisis de ADN dio positivo: se encontraron rastros genéticos del hombre en el cuerpo de la pequeña víctima.

“Había una congoja muy grande en todo el pueblo”.

Expresó Torres sobre aquel momento, cuando la verdad se reveló. 

“Todo el mundo tenía la esperanza de encontrarla con vida, incluido yo, porque le habíamos creído a los padres”.

Agregó.

Gómez fue detenido por la violación y el crimen de su hijastra. Lo trasladaron al penal de Pampa de las Salinas, ubicado a unos 210 kilómetros al norte de San Luis, pero solo estuvo un poco más de un mes preso. El 11 de mayo de 2017, antes de ahorcarse en su celda, dejó tres cartas a modo de confesión.

Una nota estaba destinada a sus hijos, otra a su madre y otra a su pareja y madre de la víctima, Carina. En esta última dio su versión del crimen: 

“Dijo que no había matado a Florencia sino que ella se había suicidado en su habitación. Que él entró en un estado de desesperación porque pensó que le iban a echar la culpa, que entonces entró a tomar y a drogarse y después tomó la determinación de arrojarla donde finalmente la encontraron”.

Detallaría Sebastián Filippi, el juez que investigó el suicidio.

“Defraudó su rol de madre”

El correr de las horas tampoco le jugó a favor a Carina Di Marco. La mujer pasó de aparecer en los medios llorando por su hija a seguir los pasos de quien había sido su última pareja. De pronto, la madre dolida dejó de defender a Gómez y empezó a acusarlo de ser un monstruo. Su abogada, en distintas entrevistas, se encargaba de asegurar que ella no sabía nada de lo que ocurría adentro de su casa.

Pero entonces aparecieron nuevos personajes en la historia y pusieron en jaque la versión de Di Marco. Fueron las maestras que había tenido Florencia cuando todavía vivían en la provincia de Mendoza las que sorpresivamente salieron a asegurar que la nena les había dado a entender que era abusada.

A través de un audio, difundido en ese momento por MDZ Online, una docente le contaba a las demás lo que víctima le había confesado y que cuando llamó a su mamá para advertirle, la mujer defendió a su pareja y trató a su hija de mentirosa.

“Ojalá no le haya pasado nada, pero el infeliz del padrastro seguro tiene algo que ver. Él la acariciaba, Florencia nos contó que se metía a la pieza, se fijaba si estaba tapada o no y la manoseaba. Cuando le dijimos a la madre, nos dijo que Florencia mentía, que la nena era muy mentirosa. Y que el novio de ella la quería mucho, por eso la cuidaba tanto”.

Detalló la maestra.

Para el forense Torres, “no podía ser cierto que (Di Marco) nunca hubiera visto las lesiones de su hija, los cambios de conducta”. Y enfatizó: 

“Cuando una menor amenaza con irse de la casa es porque está sufriendo adentro de esa casa”.

La Justicia tampoco creyó en su inocencia. A fines de abril de 2019 condenaron a Carina Di Marco a la pena de 18 años de prisión. La mujer fue encontrada responsable de haber sido partícipe necesario del crimen y de no haberlo denunciado.

La Cámara Penal 2 de San Luis consideró que la mujer fue “partícipe necesaria del delito de abuso sexual, con acceso carnal, agravado por la situación de aprovechamiento de la convivencia preexistente”.

“Este caso caló muy hondo en el pueblo”.

Manifestó por último el forense. Tanto es así que a pesar de que ya pasaron más de cuatro años de todo aquello, en “cada marcha que se pide por la aparición de Guadalupe Lucero (la nena que desapareció en junio pasado en San Luis), es imposible no recordar a Florencia”.




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