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El corredor de motocross Wey Zapata le salvó la vida a un mendocino: Sus pulmones ya son el aire de "otro guerrero"


«Un guerrero dejó sus pulmones para que los tenga otro guerrero que luchó toda su vida». 

El relato llega desde una fábrica puntana, en plena madrugada del martes. El hombre se emociona hasta las lágrimas, porque el piloto Alberto «Wey» Zapata produjo el milagro: un joven, al que los médicos no le daban muchos años de vida, ahora tendrá aire para jugar algún picadito de fútbol, el deporte del que es fanático.

Brayam Gabriel tiene 24 años y el mismo apellido que el Wey. Él es primo de un chico mendocino (se preserva la identidad del trasplantado) que tiene 23 años, la misma edad con la que murió el ídolo del motocross este domingo en una competencia en San Agustín, Córdoba.

Todo se dio en Páscua. Y Brayam Zapata se emocionó en una nota exclusiva a Diario Móvil. 

Para él es un milagro. Porque la historia es circular y el leitmotiv, la solidaridad.

Zapata integra el Grupo Locura (de cumbia puntana, compuesto por 8 músicos), que el fin de semana anterior a la tragedia de los otros Zapata llegó para hacer una gira por los bares sanjuaninos.

Antes de tocar, el grupo dejó donaciones para cientos de afectados por el terremoto y las inundaciones en la provincia. Brayam es católico, y no puede dejar de vincular las coincidencias con un impulso místico.

«Cuando me enteré dije ‘esto puede ser algo que me devolvió Dios porque fuimos a San Juan a ayudar y este chico que tuvo el accidente es sanjuanino’. Me emociono porque es tremendo»

Dijo con la voz entrecortada.

El periodista Jorge Castro, amigo suyo, le había dicho una frase bíblica:

«Que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto». «Se me pone la piel de gallina al escuchar eso».

Dijo porque la recompensa fue grande. Pero no puede dejar de pensar tampoco en la tragedia de la familia sanjuanina.

«Leí lo que le había pasado al Wey Zapata, que perdió un brazo en un accidente y creo que esa mano es la que nos dio en este momento, junto a sus pulmones para mi primo. Es algo fantástico».

Expresó el hombre, que pasada la 1 del martes termina de cenar y se prepara para continuar con su labor de limpieza en una fábrica de pañales, ubicada sobre la ruta nacional 147, que viene a San Juan.

El músico sabe que «la familia del Wey esta muy mal por la pérdida de su ser querido». Quizás como consuelo para ellos cuenta: 

«Con sus pulmones está haciendo feliz a la familia de mi primo, porque le da una posibilidad de seguir viviendo».

Desde bebé, el mendocino vivía gracias al oxígeno artificial que obtenía de una mochila con la que paseó por la escuela primaria y secundaria. Con sus sueños a cuestas, esperando algún día respirar gracias a dos pulmones.

«Estaba en una lista de espera para trasplante desde hace bastante tiempo. De chico no le daban muchos años de vida. Fue muy duro para la familia tener que decirle eso. Pero fueron pasando los años y con la fe de todos y las ganas de vivir que tiene él hizo una vida normal. Aunque no podía practicar su deporte favorito».

Relató el músico, encargado de tocar los timbales en el Grupo Locura.

Hace poco más de una semana, Brayam y sus amigos juntaron donaciones suyas, de sus familiares y vecinos, que le dieron ropa y mercadería, para colaborar con los sanjuaninos.

«Nosotros somos de un barrio humilde, que se llama Virgen de Luján. Quisimos ayudar de corazón. Fuimos a Pocito, Rivadavia, Rawson y Capital".

Contó.

El Semana Santa, los caminos de los cuyanos se cruzaron: el viaje de los puntanos, la desgracia de un sanjuanino y la esperanza de un mendocino, como parte de un retrato en donde la muerte volvió a dar vida, y dejó dolores y alegrías.

El joven que continúa internado por precaución en el Hospital Italiano de Mendoza es hincha de Gimnasia La Plata. Por eso, en el último tiempo recibió el apoyo, a través de videos, de los jugadores que hasta noviembre fueron dirigidos por Diego Maradona.

El domingo, cuando San Juan empezaba a llorar al talentoso Alberto Zapata Bacur, el otro joven era trasplantado. 

«No sé de qué manera se puede agradecer esto». 

Braiam quiere conocer a los padres del Wey y darles un abrazo. «La mano que él perdió en el otro accidente, es la mano que Dios le dio a mi primo para que siga viviendo», dice emocionado.




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