
"Todas las acciones del Gobierno, los partidos políticos y las organizaciones serán ahora tomadas partiendo del hecho de que nuestro país se encuentra en estado de guerra con Corea del Sur", reza el comunicado subrayando que esta "decisión importante" del líder norcoreano Kim Jong-un es un ultimátum a las "fuerzas hostiles" y un paso final en busca de la justicia.
"Esta guerra no durará ni tres días, sino que será una guerra relámpago, en la que el Ejército Popular de Corea ocupará todas las áreas de Corea del Sur, incluyendo la isla de Jeju de un golpe, sin darle tiempo a EE.UU. y sus títeres belicistas a recobrar el sentido. La guerra se desarrollará en tres dimensiones: por tierra, mar y aire, en la línea del frente y en la retaguardia", asegura el documento.
El gobierno surcoreano respondió rápidamente a la decisión de Pyongyang de declarar el estado de guerra, asegurando que "la declaración de Corea del Norte no es una amenaza nueva, sino la continuación de sus amenazas provocadoras", reza un comunicado del Ministerio de Unificación. Mientras, el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense, Caitlin Hayden, anunció que EE.UU. se toma en serio la declaración de Corea del Norte sobre el estado de guerra con Seúl.
Las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra desde el conflicto que las enfrentó en 1950-53, y que terminó con la declaración de una tregua y no con la firma de un tratado de paz formal. A inicios de marzo el Gobierno de Corea del Norte anunció que ya no se siente obligado a cumplir el armisticio firmado hace 60 años con Corea del Sur. "Ha llegado el momento de la batalla decisiva", proclamó el diario oficial norcoreano Rodong Sinmun




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