Según informan varios medios rusos, el programador Valeri Spiridónov se puso en contacto con el controvertido doctor italiano Sergio Canavero, quien cree que es técnicamente posible realizar la operación en 2016.
"Ésta es mi decisión final y no pienso cambiarla. ¿Miedo? Claro que lo tengo, pero si no lo intento mi futuro puede ser aún peor", reveló el paciente, de 30 años.
El programador comparó el procedimiento al que será sometido con la conquista espacial: "Este experimento es un gran avance científico que está al mismo nivel que el vuelo de Gagarin", dijo a la televisión rusa Zvezdá.
El tiempo juega en contra de Spiridónov, que empeora cada día y ha superado ya la esperanza de vida para personas con su enfermedad.
Según dijo el paciente a Interfax, ha recibido una invitación para participar en una conferencia internacional de neurocirujanos en Illinois (EEUU) este verano.
"He recibido la invitación del doctor Canavero, que está de acuerdo en realizar la operación. Ahora lo importante es encontrar los medios para participar", señaló.
Spiridónov agregó que psicológicamente está preparado para la operación. "He pasado desde hace tiempo todas las consultas necesarias, mi madre es psicóloga".
Canavero quiere reunir a un equipo de 150 doctores y enfermeras para llevar a cabo la cirugía, que se estima costaría algo más de 10,3 millones de euros.
En su cuenta de Twitter, Spiridónov da las gracias a todos por su apoyo y señala que "confía en que todo salga bien" o que "al menos sea útil para la ciencia y el futuro de la medicina".
El controvertido neurocirujano italiano Sergio Canevero, muy criticado por algunos compañeros de profesión, asegura haber desarrollado la técnica que permitiría unir la cabeza de Valeri con el cuerpo sano de un donante que haya sufrido la muerte cerebral.
Canevero habría creado una sustancia llamada polietilenglicol, capaz de conectar la cabeza con las fibras nerviosas de la médula espinal de manera que el cerebro pueda transmitir órdenes al cuerpo y poner en movimiento sus órganos y extremidades.
Hace casi medio siglo, en 1970, un cirujano estadounidense ya logró unir la cabeza de un chimpancé al cuerpo de otro, pero no pudo conectar el cerebro con la espina dorsal y el primate murió a los nueve días.
Pero nada de eso merma la determinación de Valeri, que confía ciegamente en el médico italiano.
"Siempre he estudiado y leído. Y entre mis intereses siempre estuvieron las investigaciones científicas sobre la sustitución de todos los órganos vitales, porque creo que son las más útiles para mi caso", apunta este joven que proyecta una gran capacidad intelectual, mucha autoestima y seguridad en sí mismo.
Preguntado por qué no se realizan nuevos experimentos con animales, responde que el doctor Canevero ya dirige unas investigaciones en China, "cuyos resultados serán presentados en la conferencia de neurocirujanos que se celebrará en Illinois (EEUU) los próximos días 12 y 13 de junio".




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