El sueño de la cerveza artesanal madariaguense

Edgardo Britos y su flamente equipamiento

Edgardo Britos regresó a nuestra ciudad el año pasado luego de vivir en Bariloche en donde se destacó como integrante del staff de la cervecería artesanal Blest.

Lo que era un trabajo se transformó en hobby y, después, en una pasión: hacer cerveza.

Todo ese conocimiento que trajo en su regreso comenzó a dar vueltas en su cabeza y el deseo de crear su propia marca empezó a madurar en su interior. Sin embargo, los costos de equipamiento y materia prima son muy altos y, por eso, decidió hacer “la temporada” en Pinamar para empezar a juntar dinero y lograr su cometido.

En diálogo con Central de Noticias Madariaga, Britos destaca el desarrollo de la materia prima artesanal, reconoce la posición que han tomado en el mercado empresas como Antares y Patagonia y asegura que hay que empezar lentamente, de menor a mayor.

En la última semana comenzó a adquirir parte del equipamiento que necesita: “Tengo ¼ de lo que preciso”- dice sincero – “Todo es muy caro porque el material es acero inoxidable y no todos lo trabajan”, explica.

Sobre el inicio de la producción, que aún no tiene fecha exacta porque precisa realizar la instalación de lo adquirido y encontrar el lugar para empezar a cocinar, Edgardo indica que su “idea es probar. Hacer unos 50 litros y ver si funcionan. Luego evaluaré si es mejor embotellar o hacer barriles, porque para los barriles se necesitan chopperas”.

Una y otra vez recuerda que todo es muy incipiente. Que se trata de un proyecto que, al principio, será a prueba y error.

Sobre la materia prima sostiene que hay sitios en internet, al mejor estilo Mercado Libre, que venden los ingredientes como la cebada, lúpulo o levadura. “Hay un carrito on line y uno va agregando las cosas y compra”, dice.

Los gustos en una cerveza artesanal son lo que caracterizan la marca, pero Britos afirma que al inicio hará algo con baja graduación o light para que “guste más”. Sostiene que le gusta la cerveza roja y por ahí se anima a lanzar una producción. “Se puede experimentar mucho: con miel, amarga, dulce; me encanta cualquier invento que se pueda hacer”.

“Nombre aún no tengo. Yo creo que mientras la esté haciendo algo me va a surgir. Tiene que ser algo que enlace la Patagonia con el campo de Madariaga. También tiene que representar eso de compartir momentos o algo que te pase”, dice mientras sostiene que aún no ha encontrado la palabra exacta.

“Todo se va dando de a poquito. Es una pasión. Creo que mi cuñado va a ser quién pruebe la primera”, asegura, al tiempo que nos explica como es el proceso de maceración, embotellado y cierre para que se genere gas.

“Me gustaría que se venda en locales de acá o tener chopperas para fiestas, en donde compran el barril y se alquila la barra. Ya tengo algunos barriles y estoy enloquecido con esto de conseguirlos, pero sé que para arrancar hay que tener unos 20 y no son económicos”, asegura antes de terminar la entrevista.